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Una historia que contar

Todo comenzó con un gran reto. Un accidente de auto y dos cirugías de espalda me dejaron postrada en cama, con meses de recuperación por delante. Fue un golpe difícil, no solo físicamente, sino emocionalmente. ¿Cómo iba a enfrentar todo esto? Pero en medio de la adversidad, surgió una idea: comenzar a vender desde casa, y con apenas 100 dólares en mano, comencé mi viaje.

Desde mi cama, con el apoyo incondicional de mi esposo y mis hijos, mi pequeño cuarto se transformó en una tienda improvisada. Hice mi primer "live" solo cinco días después de la cirugía, rodeada de mercancía y envíos. Pero más que ventas, lo que realmente descubrí fue un propósito: motivar a más mujeres.

A través de este negocio, he aprendido que no importa si estás limitada por circunstancias difíciles, siempre hay una manera de salir adelante. Me apasiona motivar a otras mujeres a que emprendan, a que inicien sus propios negocios. Les digo: "Si no puedes salir a trabajar fuera, puedes hacerlo desde tu casa y cuidar a tus hijos". No hay excusa para no luchar por tus sueños.

Pero esto no se detiene aquí. Mi visión es crecer aún más, hacer de este negocio algo mucho más grande. Lo que me impulsa es el hecho de haber transformado mi propio cuerpo con los productos, haber bajado de peso y recuperar mi salud. Eso me motiva cada día más, porque sé que el sobrepeso no solo trae problemas de salud, sino también un impacto en la autoestima y la confianza de tantas mujeres. Yo sé lo que se siente, y quiero seguir ayudando a más mujeres a sentirse bien consigo mismas.

Todo esto empezó como una manera de sobrellevar un momento difícil, pero gracias al apoyo de mi familia, en especial de mi esposo, hemos construido un gran equipo. Y juntos, no vamos a detenernos. Este es solo el principio.

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